RESEÑA*
Por Silvio Lang
Ya veremos a quién le toca
Tenemos la sensación
de que en el último tiempo se nos había impuesto un entusiasmo respecto de la
política. Ese activismo ahora parece mostrar fisuras. Donde se invocaba la
potencia, es la impotencia la que ahora ronda. Vamos a pensar la potencia,
pues. Vamos a vincular elementos de la filosofía de Spinoza con elementos de la
discusión contemporánea: ese será nuestro placer y el coraje de nuestra resistencia.
Tres aspectos de la noción de afección-potencia, en Spinoza, nos interesan: 1)
como teoría de las sensaciones (Gilles Deleuze); 2) por su carácter transindividual (Gilbert Simondon); 3) contra la
ultranormativización de nuestras vidas (Frédéric Lordon).
1. La
lógica de la sensación concierne de lleno a la fábrica de los cuerpos. La
sensación es el punto en que un cuerpo traza nuevas relaciones con las fuerzas.
Es producción de un cuerpo intensivo: cuerpo afectivo de la sensación. Ni la
percepción, ni las representaciones de la mente pueden dar cuenta cabalmente de
las fuerzas en juego como lo hace el cuerpo sensible. En la sensación hay,
entonces, una teoría práctica de la vida. Sensibiliza lo insensible de las
fuerzas: siento las fuerzas que son insensibles (inaudibles e invisibles, pero
también inconceptulizables) y crea los medios para volverlas audibles, visibles y conceptualizables.
Eso, que llamamos creación, es ya una comprensión de lo que podemos llamar la
vida. Trazar relaciones con un mundo que no está disponible de antemano, a modo
de representaciones adecuadas. No es poca cosa intentar pensar esto en tiempos
neoliberales. Sobre todo si pensamos que lo neoliberal es un tipo prefiguración
de la relación del cuerpo con las cosas y los otros, un tipo de neutralización
afectiva, en la que la creación se desplaza al mundo de los dispositivos. En
este punto tomaremos la teoría de las afecciones en Deleuze para comprender
mejor la teoría de las afecciones en Spinoza. En este encuentro entre afección
y sensación buscaremos comprender mejor la noción de encuentro cuerpo-cuerpo,
cuerpo-fuerzas como lugar de creación de potencias. Para trabajar esta
secuencia vamos a leer los capítulos 6, 7, 8, 11 y 12 del libro de Deleuze Francis Bacon y la Lógica de las sensaciones.
2. Spinoza, señala que no hay “modo
finito” (es decir, cuerpo) que no produzca afectos. El cuerpo es potencia de
afectar y de ser afectado. En torno a la noción de afección se juega lo que
llamamos la subjetividad. La afección se vincula con los efectos que los
cuerpos se causan entre sí, pero también con la afectividad con que elaboramos
en un sentido u otro esos efectos. ¿Qué es lo que hacemos nosotros con nuestras
afecciones? ¿Hasta qué punto las afecciones generan en nosotros “agujeros”, desviaciones
(clïnamen) en nuestro modo de
existir? Si no hubiese desvíos no habría tampoco nuevos posibles. Pero no es
posible pensar estos desvíos sin una comprensión del carácter transindividual
de lo subjetivo. Para captar este concepto de transindividual vamos a trabajar
dos textos. La introducción del libro La
individuación de Gilbert Simondon y un artículo de Etienne Balibar sobre la
relación de lo transindividual y el pensamiento de Spinoza.
3. No
todos queremos un amo. ¿Cómo pensar el servilismo generalizado sin acudir a una
metafísica del sujeto dominado y del sujeto dominante? El neoliberalismo no se
entiende sin recurrir a una analítica de los afectos. Y de la creatividad.
Concepto clave en el tipo de reivindicación de la empresarialidad como modelo
de potencia colectiva. El neoliberalismo no es meramente una política
económica. Es una forma de organización de la potencia, una modulación del
vitalismo postmoderno exitoso, sobre todo, en el terreno de la micropolítica de
las afecciones. Entonces, es en el terreno de las afecciones donde hay que
pensar el modo de resistir-desafiar el formato empresarial de la potencia. Para
eso leeremos fragmentos del libro Capitalismo,
deseo y servidumbre, Marx y Spinoza (Ed. Tinta Limon 2015).
A nuestros amigos invisibles
1. Es la micropolítica, idiota.
El asunto de la
macropolítica es el Estado, ya sea que lo ocupen gobiernos de derecha o de
izquierza. Si bien muchos de los últimos gobiernos en Latinoamérica de signo
progresista y desarrollistas fueron menos permeables al neoliberalismo no
lograron, sin embargo, transformar completamente la vida de las sociedades. El
neoliberalismo, en cambio, ha creado dispositivos que estabilizan las
subjetividades y que inciden directamente en los procesos sociales. Es por eso
que las derechas ya no extraen su razón de ser de su programa dedicado al
Estado. Cambiaron: compatiblizan y coordinan con los códigos de los
dispositivos micropolíticos, es decir, donde se elaboran las afecciones de las
subjetividades. Cambiaron la política estatal por el terreno de la
micropolítica. Las izquierdas, a contrarreloj, cuando gobiernan lo hacen sin
preguntarse sobre los dispositivos cuyos códigos corresponden al sentido común
de las derechas. Por ejemplo, repatir el consumo desde el mismo tipo de acceso
a los bienes de felicidad que son elaborados por las multinacionales. Las
izquierdas pueden llamarse inclusivas y desarrollista, pero lo que estan distribuyendo
no es riqueza: es un tipo de subjetivación cuya racionalidad tienen que ver con
la “idiotez” de las derechas que no interfieren en los dispositivos de
desposesión neoliberal. Para profundizar estas ideas se puede leer entrevista a
Suly Rolnik, "La nueva estrategia de poder del capitalismo mundial"
2. La doble desposesión.
En la cartografía
global del neoliberalismo sólo aparece o gobierno o insurrección. El gobierno
es una forma de orden que funciona por conjunción de aparatos de logística y
códigos de comunicación. No es una retórica política lo que en el gobierno
tiene las de ganar. Es en la circulación de las imágenes, la información y los
recursos donde se juega su eficacia. Ninguna insurrección (sobre el paradigma
de gobierno vs el de la insurrección ver A
nuestros amigos, del Comité Invisible; libro de inminente aparición) podría
alterar esa programación, porque ya no hay revolucionarios. Estos dispositivos
producen una doble desposesión. La clásica desposión que producía el
capitalismo en la relación del patrón y el trabajador, disciplina mediante. Y la
nueva desposesión subjetiva del neoliberalismo. En ella el consumista es
desposeído de cualquier principio de autoregulación y autogestión: es sin
límites. El consumista neoliberal ha perdido su autonomía. En el sistema de
afecciones de la doble desposesión, el consumista, no puede parar de decir lo que piensa, lo que
siente, lo que es en el ágora contemporánea de internet. Facebook lo hace libre
y esclavo a la vez. Y siempre queda afuera, excluído de la existencia de los
otros. No puede esperarlos, quiere más…
Nosotros, los precursores oscuros.
No se puede pensar hoy
lo político desde lo político como herramienta de transformación, porque la
política ha venido operando como vía de normalización de nuestras vidas. Habrá
que alumbrar otros caminos oscuros. Seamos los precursores oscuros de otras
fuerzas. No nos adecuemos a la sociedad de control. Basta ya con nuestro deseo
de adaptación y basta de deprimirnos en masa. Dignifiquemos las afecciones que
nos enlazan. Seamos trabajadores del lazo. Si la fuerza política no viene de
nosotros y nuestras propias posibilidades no vendrá de ninguna otra parte. Esta
es una ética práctica. Vivamos como precursores del colectivo por venir. No
sabemos aún como vamos a cuajar nuestra fuerza. Porque no aceptamos ningun
programa. Los dispositivos codificados son una máquina de abolir la lógica de
nuestras afecciones. A nosotros, nos gusta quedarnos al acecho, disponibles
para sentir los nuevos encuentros y las posibles resoluciones. Las afecciones
nos proveen de una dimensión de libertad no programada donde se puede armar un
posible-real para nosotros y muchos otros. Somos la potencia de la manada.
*Reseña realizada para el grupo de estudio "Spinoza y nosotros", coordinado por Diego Sztulwark, encuentro del 15 de marzo de 2016. Foto: Cristián Bonaudi, de la performance Ensayo de Eros, de Silvio Lang.
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