CONFERENCIA*
Por Silvio Lang
Quisiera compartir, aquí, un protocolo
de experimentación de crítica artística y una percepción de un estado de
situación crítica de la política.
Vivo la crítica como la acción de
detectar y descomponer trascendencias, es decir, enfrentar y desmontar
estructuras de obediencia y totalización. En ese “carácter destructivo”
aplicado a lo teológico político se produce una cosa nueva, aparece un campo de
posibles que son formas de vivir y hacer cosas. Destituir el mundo mientras lo
voy creando. Es un gesto doble: destituir y devenir a la vez. Y no se activa
sin la pasión del odio a los dispositivos de opresión que explotan mi
existencia; y ni se hace sin un coraje mortífero y una estrategia vital. Se
trata de una crítica práctica. Me reenvía a una situación de sometimiento e
impotencia al tiempo que busca el modo de zafar de ella y prueba un raje. La
crítica práctica es una fuerza actuante
en el presente de poder en el que me encuentro. Produce fuerzas que
reconfiguran las fuerzas que me gobiernan. Crea prácticas de liberación. Es
decir, lo que los cuerpos pueden hacer con los cuerpos y con las fuerzas que
actúan sobre ellos. Se trata de desertar,
salirse de la fila, y crear vínculos o cercanas distancias de las cosas y los
seres, a partir del encuentro de una situación que me puede. Ese es mi arte
estratégico de la composición de los mundos. “Hay que saltar fuera y danzar por
encima”, decía Loytard. Si las fuerzas
productivas y de poder de la época son biopolíticas y semióticas habrá que
saltar la sensibilidad y la percepción codificadas; desplegar una ofensiva
estratégica a la captura neoliberal generalizada de todos nuestros
contra-poderes.
Quisiera, ahora, recuperar algunas ideas
de un reciente artículo de Verónica Gago y Mario Santucho, “Apuntes más allá de la neblina electoral”, sobre las PASO del domingo 13 de agosto,
publicado en revista Crisis, el pasado sábado 19. Ambos autorxs se
inscriben en una crítica al neoliberalismo y describen los atributos exitosos
del macrismo como: una fuerza política transversal que acrecienta su dominio
territorial con consenso social a largo plazo; atravesando clases, sectores y
ciudades; la vanguardia latinoamericana contra el populismo; una interpretación
en clave empresarial del “¡Qué se vayan todos!” del 2001; la construcción de
una sociedad pos-peronista; la traducción en clave emprendedora del progreso
popular; un cambio antropológico que va de la equivalencia trabajo=dignidad a
la conjunción consumo y mérito; una fuerza progresista que promete, no sin
marketing: transparencia y horizontalidad política, blanqueo de las prácticas
neoliberales que organizan nuestro cotidiano, y la expectativa social de
inclusión competitiva que bloquea cualquier capacidad crítica.
El macrismo en tanto neoliberalismo
situado, junto a la caracterización que hacen Gago y Santucho, puede ser
comprendido como la gobernabilidad de la mutación antropológica que estamos
experimentando la especie humana, que se expresa en nuestras formas de vivir,
en los modos de conocer o producir conocimiento y en las maneras de percibir
las cosas y experimentar las sensaciones. Franco Berardi “Bifo” ya ni lo llama
“semiocapitalismo” al neoliberalismo, desde su último libro, Fenomenología
del fin, ha
comenzado a llamarlo: “Era conectiva”. El macrismo son nuestras vidas
neoliberales totalizadas y normalizadas en la abstracción del signo dinero de
la economía de las finanzas, reproducidas por los automatismos tecnológicos en
los planos del deseo, la imaginación y la percepción y formateadas en el
deseo-amo de hacer empresa sea donde sea. Cada unx de nosotrxs somos producidos
como activos corporativos. Se trata del proyecto humano de adaptar y producir
cada aspecto de nuestras vidas bajo el código puritano de la medición, que
funciona por el cálculo, la competitividad, la productividad, el rédito y el éxito.
La política no es una esfera separada de
la vida. Tampoco son discursos sobre la vida. La política se responde en el
cómo vivimos. Se puede hacer política desde cualquier punto de la vida. Lo
político de la vida es el encuentro con una situación que nos excede; el
conflicto entre formas de vivir y de percibir, entre sensibilidades y mundos. Lo
político es el encuentro con lo más próximo; con lo que te enferma; con tu
fracaso; con tus opresiones; con tus derrotas; y con lo que te dan ganas.
“En todas las cosas, la hegemonía ha muerto
y las singularidades se vuelven salvajes”, escribe el grupo Comité Invisible en su último libro, Ahora. Para el Comité asumir la fragmentación del mundo es
ver la posibilidad de pluralizar e intensificar los vínculos, de enlazar
fragmentos de mundos amigos, de tramar encuentros, de configurar redes. En la
segregación paranoica que promueve la cibernética se palpita su contracara: la
posibilidad de salir de tu casa e ir al encuentro; de trabajar en la ligazón
conflictiva, de organizarse, mezclarse, amarse y devenir juntos. No se trata de
proponer otras economías, de buscar la tangente por colectivos y cooperativas -son
falsas salidas porque el Capital contabiliza cualquier ganancia. Para el Comité
hay que “salirse de la economía”: ¡Abajo la economía!” y “¡No a la uberización
del mundo!”. Hay que agujerear las estructuras económicas, hacer otra cosa de
lo que autorizan. Distanciarse lo más que se pueda de las relaciones hostiles y
de la esfera del dinero como formas de mando; organizarse, en cambio, a partir
de lo que nos gusta hacer. Si el Capital explota nuestra energía transindividual
y los vínculos de cooperación con los que hacemos todas las cosas, habrá que
reapropiarse de esa energía, recombinar esos vínculos y relanzar el tiempo
concedido de nuestras vidas. Cuando las fuerzas productivas son biopolíticas y
semióticas, por el momento, nos organizamos en una ofensiva sensible y
perceptiva. El campo de lo sensorio es la crítica práctica y subversiva de la “era
conectiva”.
Pero, ¿cómo se compone y se dirige una “máquina
de guerra” sensible? Tres líneas de combate implican a cualquier “máquina de
guerra” en tanto práctica de creación que desarregla las estructuras de
obediencia y opresión en nuestras vidas: el presente histórico donde nos
posicionamos como artistas; nuestras propias neurosis donde el deseo está
sometido; y la demolición del código que captura nuestra potencia de actuar.
Una “máquina de guerra” articula lo personal con lo político; es nada sin una
escritura que tensione y desbarajuste la propia lengua del “pensamiento
heterosexual”; a la vez, que instituye una percepción común de las situaciones
que nos afectan a todxs. En medio de la captura generalizada de todos los
contra-poderes y encapsulamiento de todas las insurrecciones con que opera el
neoliberalismo fascista, en nuestro presente, redistribuir el valor de uso del
trabajo de la creación artística y la actitud de la práctica escénica se
vuelven pensamientos estratégicos. La actuación escénica puede asumir una
investigación de las fuerzas del mundo que nos afectan; la puesta en escena
puede devenir un dispositivo de enunciación colectiva que desorganiza el código
del mundo representado para abrir un campo imaginario de posibles; la dirección
escénica, corrida del deseo-amo, puede considerarse la práctica que teje el
plano de consistencia de los deseos comunes. Se trata de considerar la práctica
escénica como “máquina de guerra” sensible que despliega una lógica de
ocupación reconfigurando el espacio público en espacio común. Provocar un
movimiento intensivo entre los escenarios y los públicos. Hacer una revolución,
es decir, un espectáculo en el cual un grupo de personas se plantea en qué
mundo vivir. Vivir es crear a la altura de las fuerzas que nos afectan y que no
están inscriptas en el régimen de la representación.
* Texto
escrito para las Jornadas de la Nueva Crítica, organizadas por el Museo de Arte
Contemporáneo de Buenos Aires –MACBA- y el Centro de Investigaciones Artísticas
–CIA. Leído en la mesa “Arte, Política y Reencuadramiento: modelos sobre las relaciones entre cultura y sociedad”, junto a Ana
Longoni, Daniel Molina y Lucas Rabinoch, el jueves 24 de agosto de 2017, en el
MACBA.
Genial nota!!!!
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