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sábado, 31 de marzo de 2018

CORPUS: PUESTO DE GUARDIA TEÓRICA

CORPUS



Por Silvio Lang

En momentos de saturación de situaciones insoportables puede usarse la teoría como abrelatas del encierro de un mundo; como utensillo de discernimiento de la masa de informaciones y datos duros; como arma de defensa personal y resistencia desidentificatoria; como telescopio del tiempo que te envuelve y de las cosas invisibilizadas en ese mismo tiempo; como fueguito profano que ilumina y erotiza; como contacto de una cercana distancia de los hechos, de la la configuración de las ideas y de la trama de los afectos de tu tiempo presente. 

“Para saber hay que tomar posición”, es la primera frase que lanza George Didi-Huberman, en Cuando las imágenes toman posición, y hecha a rodar las palabras cual montaña rusa en espiral. De esos posicionamientos de nuestra práctica escénica y sus correlaciones y composiciones de fuerzas queremos reclutarnos como “camaradas del tiempo” presente. El Puesto de Guardia Teórica es una emergencia del pensamiento sensible, experimental y militante, en el terreno de la teología neoliberal existente, como práctica de contrapoder hacia una estética de mangrullo y resistencia inventiva.

Con estas palabras se llamaba al Puesto de Guardia Teórica, a principios del 2016, desde el Taller de Actuación y Creación Escénica, que coordinamos junto a Juan Coulasso. El Puesto fue un grupo de lecturas y conversaciones de filosofía, teoría política y práctica escénica que coordiné, con la colaboración de Ramiro Guggiari, en Espacio Granate, durante el año. No era la primera vez que coordinaba un espacio así, ni el único en el año, que conducía, o en el que participaba, -toda mi formación autodidacta y mi empuje a la producción de pensamiento en situación están compuestas por esta instancia colectiva que es el grupo de estudio. Sin embargo, en este Puesto se jugaba para mí la tentativa de producir en el vivo del pensar con otros –libros y colegas– un espacio de indagación de las afecciones comunes de nuestras vidas contemporáneas consideradas, indistintamente, tanto desde nuestra práctica escénica como desde una serie de conceptos de la teoría política y la filosofía. Armarse de una caja de herramientas, o caja de resonancia de conceptos e imaginación para pasar los años de violencia institucional que se avecinaban. La imagen del “puesto” o “mangrullo” reactiva el imaginario militar de la “conquista del desierto” del genocido indio en la Patagonia argentina y, a su vez, se multiplica en la figura del baqueano de las pampas, del partisano en fuga como estrategia de sobrevivencia en el neoliberalismo como guerra. 

El grupo reunió a director*s, actores y actrices, durante 6 meses, cada quince días, en torno a la lectura de fragmentos de los libros: Cuando las imágenes toman posición, George Didi-Huberman; Volverse público, de Boris Groys; Hijos de la noche, de Santiago Lopez Petit; La salvación de lo bello, de Byung-Chul Han; La subjetivación. Curso sobre Foucault, de Gilles Deleuze; Micropolítica. Cartografías del deseo, de Félix Guattari y Suely Rolnik. 

Aquí, cada una de las reseñas producidas durante esos 11 encuentros y un dossier que reúne todas juntas en un mismo archivo. Las mismas fueron escritas en conjunto con Ramiro Guggiari.

















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